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Móstoles ultima su Palacio de Deportes

La ciudad tendrá, en breve, un nuevo atractivo permanente, el Palacio de los Deportes Andrés Torrejón, concebido con la ambición de competir en todos los frentes: butacas para 9.500 espectadores, forma ovalada para la “visualización perfecta desde cualquier punto”, cubierta transparente para una iluminación inédita, polivalencia para compatibilizar deporte, teatro, música, y la promesa de un equipo “de primer nivel” domiciliado en Móstoles, previsiblemente de baloncesto. “Una ciudad joven se merece un espacio deportivo de estas características”, resaltó el alcalde, Esteban Parro, en una visita reciente.

El regidor considera “un sueño cumplido” que Móstoles tenga “el mejor pabellón deportivo de Madrid, tras la capital, y que pueda disfrutar de eventos de primera  magnitud nacionales e internacionales, deportivos, musicales, teatrales y otras posibilidades”. Y confía en que “todos los ciudadanos” se ilusionen como él viendo a Móstoles de nuevo entre las ciudades “con instalaciones deportivas de vanguardia”; más aún cuando la flamante construcción sustituirá “a un pabellón que no pasaba de las 2.000 butacas, que tenía goteras, estaba obsoleto y nos valía para casi ningún evento internacional”.

La ACB en Móstoles

Por el ritmo de las obras, el alcalde asegura que el Palacio de los Deportes Andrés Torrejón tendrá vida competitiva ya en la temporada 2011-2012. Y vaticina que “las federaciones de los distintos deportes elegirán Móstoles para albergar las mejores competiciones”; Móstoles no se lo pondrá difícil, porque un proyecto de esta envergadura fracasará “si no se llena de gente”; de ahí que el objetivo inminente de los propulsores del nuevo espacio es “tener un equipo de categoría nacional domiciliado en Móstoles”. Previsiblemente, de baloncesto: Móstoles en la ACB, con siglas propias o como apellido de algún equipo con plaza en la liga. Y habrá fútbol-sala de alto nivel, y por qué no “una eliminatoria de la Copa Davis”, mencionó el alcalde. “Ya saben del Palacio de los Deportes de Móstoles todas las federaciones deportivas, y el presidente del Comité Olímpico Español”.

Recursos “propios” y “muro-cortina” 

Una empresa pública del Ayuntamiento de Móstoles, el Instituto Municipal del Suelo, ha tenido que financiar finalmente el Palacio de los Deportes Andrés Torrejón. “Pedimos ayudas pero no las obtuvimos, así que tiramos de recursos propios”, defendió el alcalde, que espera ir recuperando el dinero no sólo en forma de prestigio sino en ingresos contantes. Para empezar, las arcas públicas recibirán 7,5 millones de euros, en concepto de canon de la empresa privada que se ocupe de gestionar las instalaciones, con precios públicos para los mostoleños.

La arquitectura del Palacio es el fruto de un concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento. Ganó el estudio de los arquitectos Samuel Torres y Pedro Palmero. Este último explicó durante la visita la importancia de dos factores en la concepción del espacio y la luz: el uso del vidrio en la cubierta y la forma ovalada “para posibilitar la visualización perfecta desde todos los puntos”. Y habló de un “muro-cortina” que aportará luminosidad natural al lugar “sin deslumbramiento, gracias a un filtro”.

 

100 empleos

El arquitecto citó el “efecto-lámpara: un prisma de luz que va a iluminar el parque y el polideportivo”, una iluminación “más contenida, casi urbana, tranquila, elegante” que se notará también en los espacios comerciales que incluye el proyecto; y es que la construcción prevé un espacio anexo de 9.150 metros cuadrados “para usos complementarios al deporte y los espectáculos, un espacio idóneo para empresas de restauración o vinculadas al mundo del deporte”. Los propulsores calculan que cuando esa segunda fase esté realizada se generarán “unos 100 puestos de trabajo”.

Plaza de encuentro

El complejo consta de una “gran plaza de encuentro” con rampas que conducen al pabellón; aunque está pensado sobre todo para el deporte, “los graderíos retráctiles-telescópicos” y el acondicionamiento acústico posibilitarán la organización de otros espectáculos. El centro será una pista y en torno habrá área de oficinas para la Concejalía de Deportes y delegaciones de clubes y federaciones, más los evidentes vestuarios, aseos, zona médica, almacenes y sala de máquinas.

Destacados deportistas de Móstoles como Eva Manguán (fútbol-sala), Rafa Martínez (gimnasia) y Pablo Galán (BMX), nos presentan el Palacio de los Deportes Andrés Torrejón en un vídeo, corto y vibrante. “El espacio que nos une” está colgado aquí:

 

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Emprendedores

Móstoles tiene cine comercial de nuevo

Cinco salas, 1.100 butacas, 2 proyectores digitales y cartelera de estreno cada viernes. El artífice de la reapertura de los Cines 2 de Mayo es un empresario de 31 años, Javier Margareto, para quien el cine es una manera de estar en el mundo. Javier hizo  su “primera taquilla” a los 12 y ha crecido en los cines de la familia, en Palencia, haciendo de todo: barrer, fregar, vender y, cómo no, ver películas en pantalla grande. Ahora, como gestor, tiene nuevo objetivo: que los cines de Móstoles arraiguen.

“Queríamos salir de Palencia, entonces nos hablaron de Móstoles y decidimos invertir… ¡en cine!”, explica el empresario. La familia Margareto tiene salas de proyección de películas desde hace 73 años. El abuelo Osmundo fue el precursor, en Medina de Rioseco (Valladolid), y el cine se adhirió al árbol genealógico de la familia hasta llegar a Javier y su hermano Ramón, que precisamente acaba de recibir el Premio Goya al Mejor Corto Documental por “Memorias de un cine de provincias”. “Para nosotros el cine es un hermano más, nos hemos criado en el cine, vivimos por y para el cine, le dedicamos el tiempo de trabajo y el de ocio, y todo el dinero lo reinvertimos en el cine, porque es de verdad lo que nos gusta, lo que nos mueve”.

 

La bruja y los gestos

Todavía hoy en Palencia Javier vive “encima del cine” y su biografía no se entiende sin esta actividad: “Mi primera taquilla de cine la hice con 12 años; nuestro padre nos inculcó que había que tener las instalaciones como a ti te gustaría encontrártelas, así que he barrido, fregado, vendido…” y también ha visto muchas películas, por supuesto; le preguntamos por una favorita de la infancia y menciona “La bruja novata”. “A lo mejor estaba en casa y decía: Papá, me bajo a ver una película. Porque en nuestra casa en la televisión no se veían películas, habré visto unas 10 en toda mi vida”. Con el tiempo, Javier además de fijarse en los filmes empezó a observar la reacción de los espectadores: “Entras a las sala y miras a la gente a ver qué gestos hace con determinada película y si se divierte”.

 

Público “agradecido” y “El exorcista”

Para la reapertura de los Cines 2 de Mayo en Móstoles, en febrero, eligieron un reestreno, “Avatar”, de James Cameron, en 3D, para lucir el esplendor tecnológico de las salas, dos proyectores digitales a la última. ¿Reacciones? “La gente se mostró superagradecida por haber vuelto a abrir los cines”, celebra. La familia Margareto ha alquilado los 2 de Mayo por un tiempo y confía en hacerlos rentables con estrenos, proyecciones en 3D, día del espectador (los jueves) y fórmulas que les han funcionado en otros lugares: la reposición de “El exorcista” y “El resplandor” en la semana de Halloween, y la emisión de partidos de fútbol en directo (“mi padre no estaba convencido, pero al final me dijo Haz lo que quieras; así que dimos fútbol y fue un exitazo: en seis partidos de la Eurocopa pasaron más de 3.000 personas”). A juzgar por las primeras semanas de funcionamiento, en Móstoles el público mayoritario del cine es familiar y mayor, y Javier espera que los jóvenes se animen también; de hecho, la concejal de Juventud, Eva Sánchez, tuvo una reunión con el empresario para buscar vías de colaboración y conseguir incluso que los jóvenes mostoleños tengan su día específico de cine.Sera el próximo 25 de marzo y los jóvenes mostoleños entre 14 y 30 años podrán disfrutar del cinea a 5€. Las condiciones se pueden consutar en www.mostolesjoven.es

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Soy de Móstoles

Jóvenes titulados se forman frente a la crisis

En vez de quedarse en casa esperando que la crisis amaine, decenas de titulados buscan rumbo profesional con ayuda de la Empresa Municipal de Promoción Económica (Empesa) de Móstoles. Se apuntan a cursos con los que especializarse e incluso reinventarse. Raquel, Patricia, Borja, Almudena, Marta y varios más de 22 a 31 años dedicaron sus mañanas de octubre a febrero al trabajo con la luz en el cine y la publicidad entre otros frentes. Los fotografiamos mientras preparaban la iluminación nocturna de un coche sobre una ciudad ful y aprovechamos la calma de una sesión de luz y arte (Murillo, Vermeer) para preguntarles por sus ilusiones inminentes. Pasad y leed, puede que coincidan con las vuestras…

Borja tiene 31 años y busca empleo. Después de 10 años trabajando en la galaxia multimedia y las artes gráficas, el paro se le presentó de improviso. “No fue la crisis, lo que sucedió es que el empresario se cansó de ganar dinero y cerró”, sospecha este joven titulado en Imagen y Sonido. El curso gratuito de Formación Profesional Ocupacional Luminotécnico que le ofreció Empesa le sacó de la rutina peligrosa de unos meses de pesca laboral sin frutos. “Estaba desorientado después de tantos años sin buscar empleo y no encontraba nada, entonces salió este curso que ha sido una sorpresa: mucho más completo de lo que esperaba y muy orientado a la dirección de fotografía, que es lo que queremos la mayoría”.

“O fija o nada, y fue nada”

Almudena, de 27 años, que en el curso igual se atavió de personaje de Vermeer que de viajera en vehículo inmóvil para las prácticas, nos contó que es titulada en Comunicación Audiovisual y que trabajó en el área de emisión en Sogecable y en CNN+ hasta que… “se cumplieron los dos años de contrato y o me hacían fija o nada, y fue nada”, recuerda. En vez de caer presa de la inmovilidad, se marchó a Francia mes y medio para perfeccionar el idioma y “para pensar”, sonríe. A la vuelta, el curso de luminotecnia le dio un brío nuevo a los días repetidos de paro. “Tenía muchas ganas y he aprendido mucho, porque es un curso muy creativo”. El futuro lo encarará quizás por cuenta propia: “Me he apuntado a Lidera, el proyecto de la Comunidad de Madrid donde te enseñan a liderar proyectos a ser tu propia jefa”.

 

Ahorro, enfoque y prácticas

Marta, 22 años y título universitario de Comunicación Audiovisual a punto (le falta el proyecto), sueña con el momento en que reúna el dinero para “estudiar dirección de fotografía en la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña)”. Mientras ahorraba “el pastón necesario” a base de trabajos de teleoperadora, Marta se apuntó al curso de luminotécnico para aprovechar el tiempo. Fue un acierto: “He aprendido mucho y, en el fondo, va sobre lo que yo quiero hacer después”. Y es que lo que temían varios alumnos es que el curso fuera exclusivamente de luz escénica y alrededores, pero como sucede con los cursos interesantes tuvieron la suerte de que el profesor, Roberto Cermeño, teórico y práctico del uso de la luz, le diera un enfoque mucho más amplio: “El curso (del que empieza una nueva edición en marzo) está orientado a la publicidad, bodegón, retrato, puesta en escena, la conjunción entre la luz y el arte”; la cámara también ha tenido protagonismo (alta definición, nuevas tecnologías) y esa metodología inspirada en el labor real que pretenden los alumnos, “un trabajo muy jerarquizado, de reparto de cometidos y responsabilidad de cada grupo por su tarea”. Los vimos funcionar con la prueba del coche nocturno con croma y con esa fórmula de distribución de labores practicaron la iluminación de bodegones con slow motion, las combinaciones de arte y vestuario en la fotogenia, el uso de las fuentes secundarias en exteriores, y otras misiones diurnas y de noche. 385 horas en total, de teoría y práctica.

 

Experiencia, motivación y “gafapasta”

La variedad de asuntos del curso encaja bien con perfiles como el de Patricia, de 22, quien ha probado en su breve vida laboral múltiples roles profesionales relacionadas con su Grado Superior de Realización de Audiovisuales y Espectáculos: tres meses haciendo la realización en Telemadrid, seis meses en montaje en Sogecable y los 10 meses que más le han marcado, los que pasó en La Sexta como técnico de control y en plató. La apartamos un minuto de los preparativos de iluminación de una escena con los tonos de Murillo para que nos cuente sus planes próximos. “Me gusta más el trabajo de campo que la televisión, y quiero trabajar de lo que he estudiado. Ahora mismo estoy desmotivada, porque tengo preparación, experiencia –incluso en la producción de una película-, he hecho cursos de cámara y sin embargo ahora no te llama nadie ni para una prueba o una sustitución”. Puede que sea momento de seguir formándose, si no surge el trabajo deseado. Raquel, titulada en Comunicación Audiovisual de 22 años, medita cursar un máster en dirección de fotografía; le gustaría hacerlo fuera de España, porque opina que “aquí la universidad es muy teórica y sales siendo sólo una gafapasta”, afirma. Ha pensado en Francia, en Londres, en Norteamérica e incluso en lugares emergentes en cine, como Polonia. El presupuesto dirá.

Empesa (Ayuntamiento de Móstoles)
Polígono de Arroyomolinos, calle E, 20

 

 

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vivienda

Rock “propio, potente, sencillo y directo”

Triunfaron en el Espacio Joven de las últimas fiestas patronales. The Parrus, “un grupo de rock con temas propios, potentes, sencillos y directos”, como ellos se definen. Jorge, el guitarrista, no olvida el “subidón” de un concierto con tanto público. “No todos los días se toca en el escenario principal de las fiestas de Móstoles”, valora Sergio, el baterista. Con Daniel, al bajo, y Sando, de voz cantante, el cuarteto tendrá el 18 de marzo otra gran experiencia, de nuevo con la Concejalía de Juventud: tocar en el Teatro del Bosque, por el segundo aniversario de la revista Distrito Joven, al que estáis todos invitados.

“Da una sensación de subidón ver que el esfuerzo de los ensayos y que los temas que componemos llegan y gustan al publico, que a la vez te recompensa con aplausos y ánimos para seguir. Los conciertos grandes al aire libre, como las fiestas de Móstoles (Espacio Joven, último septiembre) o el Pradillo (Premios Distrito Joven, mayo) te permiten llegar a mucha mas gente de todo tipo y agrada ver que también gustamos a gente no rockera”, expresa Jorge. “Los últimos conciertos grandes que hemos dado han sido los más especiales”, pondera Sergio. “Para un músico como yo, que prácticamente esta empezando a dar conciertos, tocar en un escenario grande como el que se montó en las fiestas de Móstoles es una pasada”, añade el más joven de la banda, Daniel de 20 años. Y el cantante, Sando, de 30, siempre hábil para conectar con el público, resume las sensaciones de los grandes conciertos en dos palabras: “¡¡¡La host…!!!”.

 

“Vivir de la música”

Cuenta Jorge que ya desde muy pequeño “trasteaba con una guitarra española que había por casa, intentando sacar las canciones de moda”. Pero fue en el instituto donde empezó a unirse a bandas (Lazy Churi, 39 Grados, Mal Camino, Mirinda Soul). Hoy, con 33 años y la influencia imborrable de la vieja escuela” del rock (años sesenta y sesenta), Jorge trabaja en el comercio cuando no guitarrea y sueña con “poder vivir de la música”. Un anhelo y una situación compartida con sus compañeros, porque todos compatibilizan la música con otra actividad: el baterista trabaja en la hostelería, el cantante labora como taxista y el bajista estudia. “Es muy difícil vivir de la música porque aquí en España no se hace lo suficiente por sacar nuevos grupos; siempre salen los mismos en la radio, parece que a las grandes compañías no les interesa que el panorama musical cambie”.

Promoción, “mito” y países

“La cosa está jodida”, resume Sando, que con 13 años empezó a tocar la guitarra y que desde los 18 no ha parado de pertenecer a grupos, inspirado por los grandes del rock y el hard, desde los Rolling Stones hasta AC-DC. A esa edad más o menos se interesó Daniel por el bajo, “un sonido distinto” que le “llenaba”; sobre la música y la vida, declara que The Parrus aprovecha “todas las oportunidades de promoción” pero añade que “para hacer algo, una promoción que llegue a mucha gente, se requiere un esfuerzo económico que es difícil de asumir para cualquier grupo no profesional”. Sergio, el baterista, de influencias musicales “interminables” y debú en “en un mítico (sonríe) grupo mostoleño llamados Gas”, considera que internet es “una pieza clave para dar a conocer canciones, conciertos, comentarios y hace que la música de The Parrus llegue a gente de otros países”.

 

Nombre “perfecto”

The Parrus es la cristalización de una idea de la música: “Rock con temas propios, potentes, sencillos y directos”, coinciden. La elección del nombre surgió “en una tarde de cañas”. Lo cuenta Sergio: “Unas amigas bromeaban sobre los múltiples nombres que tiene el sexo femenino y entre risas salió el nombre perfecto para el grupo: un nombre de esos que te dicen una vez y no lo olvidas”. A Sergio y Jorge se les unió Sando, un amigo que tocaba en una banda mostoleña especializada en versiones, y más tarde se les unió Daniel, muy contento de “poder entrar en una banda ya consolidada, sin tener que empezar de cero con gente inexperta”.

Componen la música y las letras “entre todos” lo que, en opinión de Jorge, hace que el resultado sea el “sonido Parrus” que tanto les identifica. ¿Temas? “Las canciones hablan de todo, porque vivimos tiempos difíciles y hay muchos temas de lo que hablar”, dice. “Paro, violencia, estados de ánimo, la propia música…”, tercia Sergio. Ensayan en El Callejón, en Móstoles, dos días a la semana salvo cuando el trabajo lo impide. Y siempre están preparados para tocar, pese al panorama sombrío de salas “con condiciones insultantes para cualquier persona” (Jorge) y otras experiencias que prefieren callarse “para no soltar pestes” (Sando). Como dice el último en llegar: “Menos mal que lo nuestro es afición y empeño, porque el futuro musical en España es muy incierto y frustrante”.

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Cantera

Un taller de cocina para compartir

Objetivo: que la cocina sea “un espacio para compartir” en vez de ese misterio que tantos individuos egoístas prefieren no resolver. Al taller de cocina mediterránea para hombres, organizado por el Área de Igualdad del Ayuntamiento, asistieron 15 personas y, ¡sorpresa!, el pabellón juvenil lo representó sólo David, un ingeniero de 30 años a punto de emanciparse. Bueno, y el vicealcalde, Daniel Ortiz, que se enfundó el delantal y cruzó impresiones con el joven mostoleño mientras ambos preparaban “golosinas de ave”.

El llenazo del curso pone de manifiesto, según Ortiz, “el interés de los hombres por incorporarse a las tareas domésticas de una forma equiparable a la mujer”. El vicealcalde contó que durante los fines de semana él se encarga de la cocina en casa, que los guisos y arroces son su especialidad y que le encanta acudir al mercado a comprar los productos que luego cocina. “El curso sirve para que los hombres aprendan nuevas habilidades, pero sobre todo para que compartan las tareas del hogar”, comentó la profesora, Yolanda. “Frente a quienes piensan que la cocina es un mundo de mujeres, aquí demostramos que es un espacio para compartir, donde no sólo se hacen la comida sino que se limpia, se recoge, y desde esa perspectiva lo tratamos”. ¿Disposición de los alumnos? “Maravillosa: llegan relajados y con la sonrisa puesta; algunos incluso llegan media hora antes del comienzo del curso y hacen tertulia”, sonrió la maestra.

 

Jóvenes, emancipación y cebolla

El taller de cocina mediterránea para hombres se ha impartido en el Restaurante Municipal para Desempleados y habrá nuevas remesas, alguna destinada principalmente a jóvenes, para facilitar la emancipación y los primeros pasos de la vida en pareja. Preguntamos a David, ingeniero en activo en Madrid, por qué se apuntó al curso. “Mi novia ha recibido clases de pintura y cerámica a través del Ayuntamiento y se enteró de que había un curso de cocina; me lo comentó y me decidí”. David ha participado en el taller pensando en el mañana. “Mi novia y yo todavía no vivimos juntos, pero lo hago en previsión de futuro”. Por cierto que todos los alumnos, desde el de 30 años hasta el de 70, demostraban que la actividad les resultaba atractiva, exigente y divertida: seis sesiones de tres horas, con teoría en fichas y prácticas en minigrupos bajo la batuta de Yolanda. “De los platos que hemos hecho, me quedo con algunas combinaciones que no conocía, como los garbanzos con chipirones o el risotto, platos no muy comunes y que son perfectos para cuando tienes algún invitado”, afirmó David. El curso era de iniciación, de modo que para algunos la primera “tutoría” fue de corte de ajo y cebolla sin riesgo de amputación.

 

¿Misión imposible? Tú mismo

La Concejalía de Igualdad de Oportunidades es la artífice de que en Móstoles se hagan jirones ciertos prejuicios: ni hombres con alergia a la colada o a la plancha de vapor ni mujeres con pánico a la sustitución de la batería o una rueda pinchada del vehículo, por no hablar ya de las reparaciones domésticas, ese taller municipal que triunfó desde la primera ronda, pletórico de mujeres aprendiendo a arreglar la cisterna del inodoro o a cambiar un enchufe. Quienes se apuntaron no olvidan los nombres de los cursos: Hazlo tú mismo, En mi casa colaboramos los dos, Taller de reparaciones y mejoras domésticas, Desenvolvernos en casa: ¿misión imposible? y los que vengan.

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Tendencias

Danzas urbanas, de la calle a los teatros

La fundadora de Kevirischool, Laura Gómez, quiere darle empaque académico a las danzas urbanas y motivación extra a quienes las practican. El nivelazo del último campeonato promovido por esta escuela evidencia que “la profesionalización” de esta disciplina no es descabellada. “En ballet, baile español y flamenco hay titulaciones, pero las danzas urbanas son las menos reconocidas; mi intención es que los alumnos vean que no sólo es una danza de calle, sino que se estudia y que la técnica y la coreografía importan”, expresa la impulsora.

El último Campeonato de Danzas Urbanas de Kevirischool, celebrado en febrero en el centro cultural Villa de Móstoles, dejó patente que este flanco del baile tiene público abundante y entusiasta. El patio de butacas rebosante jaleó los movimientos, la estética, la sorpresa. El jurado valoró la técnica, las transiciones, las coreografías. Y, palmarés aparte, ganaron todos, porque, como dice la empresaria y bailaora Laura Gómez, “lo importante es que los chicos compitan con otros de alto nivel y que así vayan superándose, que vean que todo cuesta y que los buenos bailarines no nacen sino que ¡se hacen!”.

A los que no saben qué hacer…

En Kevirischool saben cómo atraer a esos jóvenes que quieren bailar, que siguen las tendencias pero que “no saben qué hacer, qué pasos dar, que no encuentran motivación alguna”. Con ímpetu y tiempo confían en convertirse “en el centro de referencia en la zona sur” con la ayuda de “profesionales del mundo de la danza que puedan dar nivel a las clases urbanas”. La empresaria dice que hay que “moverse mucho, pero mucho” para avanzar. “Me meto en páginas de danza profesional, echo mano de contactos que he ido haciendo con los años, me ayudo del boca a boca, anuncio las competiciones en todas partes, recurro a compañeros y colegas, en fin, un sin-parar y mucha motivación”.

Y es que el centro de danza y artes escénicas Kevirischool es “una empresa privada y pequeña a la que le resulta muy complicado organizar eventos sin ayudas”. Laura –como bailaora “La Caleta”- espera el momento en que les lluevan los patrocinadores y que el campeonato de danzas urbanas tenga alcance internacional; “lucharé por ello, por mucha energía que haga falta”.

 

 

 

“Como un conservatorio”

Y sueña con el tiempo en que el local de la empresa se le quede pequeño de tantos alumnos. No tiene prisa, prefiere fidelizar a base de prestigio. “Quiero que la gente vea Kevirischool como un referente de calidad, como un instituto o un conservatorio privado, con profesores muy formados”. De hecho una de los objetivos capitales de Laura Gómez ha sido que los bailarines se puedan formar sin tener que desplazarse a Madrid cada día, como ella tuvo que hacer. “Demostramos que aquí en la zona sur pueden prepararse tanto los amateur como los que quieren ser profesionales, con las clases normales y con los maestros invitados; el próximo será Antonio Canales, los días 26 y 27 de marzo; no suele dar cursos y menos en Madrid, por lo que para mí es un orgullo tremendo”, destaca.

La empresaria planea “campamentos para niños durante el verano”, bailar en su propia compañía y en ajenas, coreografía hasta zarzuelas e impartir clases en España y en el extranjero; prepara, de hecho, su vuelta a Moscú “para otra masterclass”.

Kevirischool
Calle Barcelona, 50, posterior, local 10
Tel.: 667738978
Correo
: kevirischool@hotmail.com

 

 

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Deporte

Pistas para vivir del cuento

“La primera vez padeces la tensión de que el material es nuevo. La segunda vez no hay tensión pero todavía no dominas el material. Y a la tercera ocasión empiezas a notar que el material es tuyo y aportas imágenes y giros…”. Habla Diana, al cargo del último Taller de Cuentacuentos propulsado por la Concejalía de Juventud. Ha pasado 24 horas con nueve jóvenes de Móstoles trabajando la imaginación, la voz y el cuerpo para los cuentos, seleccionando repertorio, acopiando sucesos, ensayando. Ahora sólo queda que cada cual busque oportunidades para contar: en grupo, con amigos, en sitios públicos, en bolos o en plan altruista, que por algo “contar cuentos te convierte en el (otro) informático de la familia”.

Con el Espacio Joven Ribera oficiando de “cueva”, en la clausura del curso todos contaron un cuento, Nuria, Beatriz D., Beatriz M., Sofía, Zoraida, Natalia, José Manuel, Javier y Lorena. Supimos de la vaca gallarda y el hada del arco iris, de aquel coche perdido en Lisboa, de las vacaciones, de los tres príncipes, del perro ingenuo y mucho más. Hubo romanticismo, sorpresa, emoción y curiosidad en la narración y en la escucha. La concejal de Juventud, Eva Sánchez, preguntó a los contadores de cuentos por su interés en el curso. José Manuel, físico de profesión, explicó que le interesa “todo lo que tenga que ver con el escenario”. Zoraida, estudiante de cuarto curso de Arte Dramático, comentó que le encantan los cuentos y que al salir del taller se dijo “Voy a ampliar el repertorio”. Había varios monitores de tiempo libre y profesores de infantil, de lengua extranjera, etc. A todos les costó animarse a contar, ante la llegada de público en el día de la clausura. “Es más difícil contar cuentos que actuar en un escenario”, justificó la profesora.

 

Un “descubrimiento”

Diana se inició en los cuentacuentos 15 años atrás. “Estudiaba una ingeniería y era monitora de tiempo libre y quería trabajar en actividades de animación a la lectura”. Así que lo intentó con los cuentos como algo pasajero, pero el “descubrimiento” fue de tal calibre que se dedicó durante años a contar historias para adultos, hasta que el cierre del último local habitual la dejó sin grupo. Ahora cuenta para niños y vuelve al público adulto cuando la ocasión lo requiere; “Contar cuentos te convierte en el informático de la familia, todos te reclaman”. José Manuel le preguntó por si cinco historias le parecían suficientes para empezar. “Con cinco cuentos, repartidos en dos personas, a unos siete minutos por historia, ya tienes un buen repertorio”, detalló Diana, que, después de tanto tiempo, tiene unos 20 cuentos listos para contar en cualquier instante y más de 100 en la mochila para cualquier escenario.

 

Historias para tiempos difíciles

Dice la especialista que a la gente “le encanta que le cuenten historias”. “Eso sí, ahora es difícil vivir del cuento, quedamos pocos, pero habrá un nuevo boom”, augura, “porque los cuentos hacen a la gente mejor”. Para atrapar al público, conviene tener claras algunas pautas: que conviene abrir con un cuento neutral “porque sirve para calibrar al público”; que si vas a un lugar desconocido, es mejor llevar un cuento “de los que siempre funcionan, material conocido al menos para abrir”. En su caso “la historia del vampiro” le sirve para los lugares complicados, por ejemplo los institutos. Antes de los abrazos y los que-te-vaya-bien, Diana contó un cuento del gran Eduardo Galeano, sobre el pelo y las ideas en el tiempo de la caída, algo así como que lo importante no es perder el pelo sino extraviar las ideas. Fin.

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Deporte

La violencia de género “canta”

Con metáforas: “Cuando alguien ha roto tu sonrisa de cristal/ y tu carita de porcelana se acuerda de su mano…” (Huecco). A la explícita: “Ay, Dolores, los palos en tu espalda/ la tortura en tu mente/ Ay, Dolores…” (Reincidentes). O con malentendidos peligrosos: “Mi alma, mi cuerpo, mi voz, no sirven de nada/ porque yo sin ti no soy nada…” (Amaral). Alumnos del instituto Antonio Nebrija hablaron de la violencia de género analizando canciones, en las sesiones de apoyo al estudio que imparte la Cruz Roja de Móstoles.

“Se trata de concienciar a los adolescentes de que no tienen que limitarse a oír las canciones, que deben prestar atención a las letras”, comentó el profesor, Jaime. En consecuencia, extrajo tiempo para el asunto en dos de las sesiones de Estudio y me Divierto, el programa de la Cruz Roja que sirve de apoyo a los estudiantes con abundancia de suspensos.

  • -¿Quién se presta a leer?- planteó el docente.
  • -Yo no, yo no- negativas en cascada.
  • -Pues, tú- señaló el profesor. “Ay, Dolores”, de
  • Reincidentes.
  • -¿Tengo que leer todo esto?- preguntó uno sabiendo que ya no se libraba (“Ay, Dolores, los palos en tu espalda, la tortura en tu mente…”). ¡La han pegado con un palo!- exclamó otro.
  • -No os toméis las cosas literalmente-, recondujo el adulto.

“¿Es sencillo escapar?”

A base de canciones de Bebe, Shakira, Eminem y Rihanna, con preguntas y sin conformarse con las respuestas monosilábicas, Jaime fue llevando la cuestión a puntos esenciales. “¿Tenemos que aguantar el maltrato?” (“¡No!”). “¿Es sencillo escapar? (“¡No!”). “¿Qué es la violencia de género?” (“Cuando una persona es maltratada…”). Hablaron de “las excusas de los violentos”, a quienes cualquier cosa les sirve para desatar una trifulca, por ejemplo una comida que no es de su agrado. “¿Qué haces tú cuando una comida no te gusta en casa?”, interrogó el profesor a una alumna para poner en claro las cosas. “Yo me la como”, contestó ella sin titubear. Condenas, terapias, control, esperanza, un saco de incógnitas y alguna certeza: “Nosotros tenemos capacidad para cambiar la situación”.

El programa Estudio y me divierto, de la Cruz Roja de Móstoles, sirve de apoyo extraescolar a los alumnos de primer y segundo curso de la educación secundaria obligatoria. “Les viene muy bien la ayuda”, manifestó este joven de 27 años que por las mañanas ejerce de educador ambiental y por las tardes contribuye a la progresión de adolescentes a quienes se les atraganta la ESO.

 

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Rincón

Coches eléctricos, aquí

Móstoles se prepara para cuando los vehículos eléctricos dejen de ser excepcionales. Utilitarios, motos o deportivos, igual da, todos pueden recargar ya la batería en los puntos “inteligentes” Power2Drive que la Empresa Municipal de Aparcamientos ha proporcionado de momento en tres párquines de la ciudad: plaza del Turia, avenida de Portugal con calle Zaragoza y el de la calle Luna. A un euro aproximado por recarga.

 

 

Cuestionarios

Alejandro Arias, bombero

  • Un libro: “La iguana”, de Alberto Vázquez-Figueroa.
  • Un disco: “Joyful”, de Ayo.
  • Una película: “El efecto mariposa”, de J. Mackye Gruber & Eric Bress.
  • Una comida: La paella.
  • Un proyecto: Hacer un viaje por el mundo con Itzel.
  • Un sueño: Volver a ser joven.
  • Una pesadilla: La muerte de alguien que quiero.
  • Un lugar de Móstoles: Cualquier parque.
  • Una afición: La fotografía.
  • Te diviertes con: Aprendiendo cosas nuevas.
  • Una debilidad: No soy constante.
  • Un color: El violeta.
  • Un olor: El del café recién hecho.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? Que sea auténtica, con sus virtudes y defectos, fiel a sí misma y no prejuzgue. 
  • Un héroe/heroína: Toda mi gente son auténticos héroes.

Laura Quiles, estudiante y bailarina

  • Un libro: “Crepúsculo”, de Stephenie Meyer.
  • Un disco: Rihanna.
  • Una película: “Titanic”, de James Cameron.
  • Una comida: La tortilla de patatas de mis abuelas.
  • Un proyecto: Ser profesora de educación infantil.
  • Un sueño: Ser primera bailarina en un ballet.
  • Una pesadilla: Dejar de bailar.
  • Un lugar de Móstoles: El parque Liana.
  • Una afición: El baile, la fotografía, la peluquería.
  • Te diviertes con: Cualquier chorrada.
  • Una debilidad: La timidez.
  • Un color: El azul.
  • Un olor: A bebé.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? La sencillez.
  • Un héroe/heroína: Mis padres.

Víctor Manuel Hernández, informático y baterista.

  • Un libro: "Los renglones torcidos de Dios", de Torcuato Luca de Tena.
  • Un disco: "Operation mindcrime", de Queensrÿche, "The crimson idol", de WASP, "ElBicho II"... ¡imposible elegir uno!
  • Una película: “Cadena Perpetua”, de Frank Darabont.
  • Una comida: Spaguetti al pesto.
  • Un proyecto: Atsphear.
  • Un sueño: Ser feliz.
  • Una pesadilla: Quedarme en blanco en un concierto.
  • Un lugar de Móstoles: ¡Uf!, mil: El local de ensayo, el parque Liana y Andalucía, mi casa....
  • Una afición: La música.
  • Te diviertes con: Mi gente en las mil situaciones que se pueden dar.
  • Una debilidad: Café.
  • Un color: Gris.
  • Un olor: A lluvia.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? La naturalidad.
  • Un héroe/heroína: Mis niños de Atsphear, que no se rinden y siguen como el primer día luchando por lo que creen.
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