INTEGRACIÓN en la nieve
Entre los jóvenes que festejaron el Día de Móstoles en la Nieve hubo un grupo muy expectante: seis jóvenes autistas que aprovecharon la jornada como actividad de integración, gracias a la Concejalía de Juventud.
Miguel Ángel, Daniel, Laura, Stephan, Alberto y Álex se deslizaron por la nieve por primera vez en su vida durante el Día de Móstoles en Xanadú, en octubre. Los seis jóvenes con trastorno generalizado del desarrollo probaron una y otra vez la pista artificial más grande de Europa a bordo de una especie de balsa-donut. Todos acuden los sábados a un piso que tiene la asociación mostoleña Accede Respiro en la localidad, donde aprenden a socializar, superan fobias y progresan con los especialistas en todos los frentes. Habían estado en museos, musicales, teatros, polideportivos… pero nunca a la nieve, hasta que la Concejalía de Juventud les proporcionó la oportunidad.
La experiencia no pudo ser más provechosa, según la presidenta de la organización, Presentación Abellán. Los jóvenes no pararon de divertirse, bajo la atenta mirada de sus monitores, uno por participante. La concejal de Juventud, Eva Sánchez, conoció a los chicos y a sus familias justo antes de entrar a las pistas; le contaron pormenores de la Casa de los Juegos de la asociación mostoleña Accede a Respiro, que funciona los sábados, de las 16.00 a las 20.00. “La socialización y la autonomía personal” son los objetivos, y un respiro para los padres. En el piso hacen juegos, meriendan juntos, se relacionan y todo en general los ayuda “a sentirse mejor”.
Hubo aluvión de jóvenes de Móstoles en la SnowZone de Xanadú ese sábado especial, por los descuentos potentes en el precio del esquí, el snowboard, la diversión deslizante y las otras modalidades de entretenimiento que tiene la única pista de nieve artificial de la Comunidad de Madrid. A la asociación Accede a Respiro le vendría que ni pintado que jóvenes colaboraran como voluntarios con los chavales autistas. “Necesitamos gente generosa y afectiva, porque los chicos con trastorno generalizado del desarrollo perciben si son queridos y necesitan afectividad; basta con que los voluntarios estén interesados en el autismo y les guste la labor social, porque nosotros los formamos”, recalca Abellán.
“Necesitamos jóvenes voluntarios, generosos y afectivos, que estén
interesados
en el autismo y les guste la labor social”