Empresaria por los pelos
Toñi Garceso descubrió su afición por la peluquería cuando buscaba una escapatoria de los estudios obligatorios. Tenía 16 años y lo que apuntaba a relación de conveniencia adolescente-algoquehacer se transformó en pasión, a toda prisa, hasta el punto de que la peluquería deshizo hasta su fobia a hincar los codos: la peluquería fue para Toñi el puente hacia la psicología, la expresión corporal, el dibujo, la química. Han pasado 16 años de entonces y no ha parado de trabajar, igual para grandes peluquerías, de Spejo’s a Llongueras, que para sí misma. Ahora tiene su propio salón de belleza, Galán Peluqueros, con el que se proyecta en este número de Distrito Joven.
¿El primer corte? “Fue un corte base a una señora muy mayor”. ¿Salió bien? “La señora no se quejó”, sonríe esta joven emprendedora al recordar sus comienzos. “Además, luego se peina y se disimula todo”, bromea. Las complicaciones no le acongojan. “Siempre me meto en lo más difícil, colores, mechas, porque, si no controlas, se te pasa el pelo”. Al principio no se atrevía a cortar, “por el temor a no poder arreglarlo”; hasta que ese pavor tuvo fundamento: “Se escapó el peine de la máquina y le hice un cero a un chaval; no olvidaré lo que me dijo el jefe en ese momento: no te preocupes, que te voy a enseñar cómo arreglarlo; desde entonces sé que todo se puede arreglar en la peluquería y perdí el miedo”.
De la experiencia…
La primera vez que Toñi tuvo salón de belleza propio fue hace cinco años, en la zona del hospital de Móstoles. Y tuvo que echar la cancela definitiva no por la tijera y el secador, sino “por no saber gestionar los asuntos administrativos”. De aquel tropiezo salió a fuerza de trabajo y, en cuanto tuvo la oportunidad, reintentó la aventura empresarial, esta vez con Galán Peluqueros, también en Móstoles. Influyeron las ganas y una conjunción de hartazgos: “Estaba de directora de salón en una gran firma de peluquería y lo hacía todo por una mal sueldo y muchas horas; estaba a disgusto y a mi pareja le pasaba lo mismo como jefe de un taller de mecánica: muchas horas y toda la responsabilidad por poquísimo dinero”. De aquella suma de cansancios no surgió la pereza sino una reintentona de negocio, Galán Peluqueros, un sueño de peluquería familiar, “donde la clientela se siente como en casa, donde no hay pereza, la gente ríe, se habla de todo y se espera sin agobios”. Porque al establecimiento de Toñi acude gente de todo Móstoles, de los municipios del entorno y de la capital. “Vienen jóvenes, mayores, gente de toda clase y que se deja cortar sólo por mí; porque la buena peluquera genera seguridad, confianza”.
Cambio radical: desfogue y tendencias
En Galán Peluqueros menudea la clientela en busca de un cambio radical en la peluquería, “cuando lo que quieren en realidad es cambiar de vida y creen que con el peinado basta y no es así”. La peluquera como psicóloga; “a la gente que viene con el deseo de cambio radical, intento conocerlos antes de hacer nada, propicio que se desfoguen, los asesoro y, por último, si aun así quieren el cambio radical pues se lo proporciono”. Lo mejor de un negocio por cuenta propia: “Me siento tranquila, a gusto, en casa”. Lo peor: “Las horas; hay días que llego a las nueve de la mañana y me voy a las nueve de la noche, sin tiempo ni para comer”; el promedio es de 10 horas por jornada, porque la empresaria lo hace todo, no sólo el corte y el peinado, sino la limpieza, la preparación, la gestión de la agenda. No se agobia; le alivian gestos simbólicos: “Es bonito cuando viene una señora mayo y le dices Qué guapa estás, y ve su cara de felicidad”.
Sobre tendencias actuales de peluquería, ellos prefieren el pelo “corto y desmechado” y ellas piden “cortes para no peinarse, para salir a la calle con un simple golpe de secador, por comodidad”. La emprendedora está por encima de las tendencias: “Lo mejor es que cada uno lleve aquel peinado con el que se vea bien, porque hay que ser uno mismo”.
Ilusiones contra la crisis
Nuestra protagonista del Proyéctate imagina un futuro con “dos buenos oficiales de peluquería tirando del negocio y consiguiendo que la peluquería vuelva a ser un estallido de gente, con un ambiente muy bueno, donde la cordialidad y el respeto manden”. Entre tanto, se las verá con el presente, sin titubeos ni dudas. “Animo a los jóvenes a emprender también en estos tiempos; la crisis no te puede arruinar las ilusiones; hay que hacerlo todo con más ojo y apretarse el cinturón como nunca, y seguir adelante, porque es muy bonito trabajar en lo que te gusta y estar en casa”. El papeleo y alrededores “agobian”, pero no pueden cortocircuitar la ilusión. “A los jóvenes que estén empezando les sugiero que busquen una buena gestoría, porque un simple detalle puede originarles un problema muy grande”. Otra cosa es el timón del negocio: a la hora de dirigir, lo aconsejable es seguridad y profesionalidad. “En peluquería te enseñan a mostrarte segura delante de un cliente, siempre; porque si te huelen el miedo, te hunden”.
Galán Peluqueros
C/ Pintor Velázquez, 4 posterior
tel.: 91 664 07 36