Conocimos a Julio en las últimas fiestas patronales de Móstoles, entre la plaza de toros y el recinto ferial. Elegimos su perfil para saber cómo vive Móstoles en fiestas un peñero joven. “Esperas todo el año a que llegue el día del pregón; las fiestas son momentos para compartir: la procesión, los encierros… son días para vivir con la peña, en ese espíritu familiar”. Tenía cinco años cuando se hizo socio de El Churri. “Con la Barbacana y el Soniquete el centro parecía Pamplona: los encierros eran por la calle del Cristo y la plaza portátil estaba donde la carbonería, donde hoy está el colegio Príncipe de Asturias”. Entonces y ahora el “momento cumbre” para este joven es “cuando te vistes de peñero y te sientes diferente, como más autóctono”. Dice Julio que en los últimos tiempos los jóvenes han vuelto a interesarse por las peñas y que el futuro está en los niños y en la participación. “Por ejemplo, este año los pequeños han llevado a San Simón de Rojas en la procesión”.
Entre pequeños y mayores El Churri supera los 400 socios, lo que la convierten en “la peña más numerosa de Móstoles”, una ciudad de la que Julio destaca “el buen trato, la buena gente, el espíritu trabajador y la amabilidad, la convivencia durante las fiestas”. Le preguntamos por lo que más le gusta de Móstoles y remarca “la facilidad que tienes para hacer deporte” y el hecho de que “todavía queda campo para disfrutar del mundo rural”. En cuanto a lo que le disgusta de la ciudad, se queda pensativo y espeta: “Ahora hay pocas cosas que me disgusten, porque ahora Móstoles está muy tranquilo”.
Pertenecer a una peña es una sensación extraordinaria, subraya. “Merecen la pena, porque se viven las fiestas con pasión, de la mañana a la noche; ir vestido de peñero es un sentimiento hacia el pueblo”.
De las fiestas le gustan sobre todo los encierros, la procesión –“el acto más bonito”- y el concurso de recortes, una afición por la que le han tentado. “Me han ofrecido salir a recortar en Móstoles y fuera, pero yo tengo mis estudios y mi trabajo y no me gusta vivir el mundo del recorte de forma profesional”. El va de feria en feria pero sólo para disfrutar; “empecé a salir a cortar vacas, por la tradición de El Churri de hacer una capea; con 18 años ya recortaba con vacas y de ahí pasé a novillitos y, si el valor te deja, si el cuerpo se acomoda a las sensaciones, te sientes mejor con los toros grandes, que es lo que más me gusta: animales con buenas hechuras, buen remate atrás y cara, porque me dan motivación para salir, me vengo arriba”.Cada fiesta patronal, sale el primer día de encierros y luego se tranquiliza, para que la madre no sufra demasiado. De la Comunidad de Madrid remarca Arganda, “cuna de recortadores”, y Móstoles, por su plaza excelente para recortar, “porque no hay buhos –gente que entorpece- y es buena para saltar”.