9,62 puntos de media en el instituto
Malasaña, se traduce en “cuatro o cinco horas de estudio” cada día.
“Hay que ser constante y, sobre todo, intentar mejorar en aquello
que no te sale como esperabas, no hay que venirse abajo por un tropiezo”.
Elena, interesada en la biotecnología y la carrera aeroespacial,
compatibiliza la dedicación al estudio con el gimnasio, el dibujo,
el diseño.
pese su 9,40 de promedio en la selectividad y en el instituto Velázquez. “Yo no estudio cada día; hasta ahora me ha servido con el domingo previo al examen y con el día anterior al examen, el tiempo de que disponga”. Ventura dedica su rutina a la siesta, la natación, el ordenador “y la tranquilidad”. Pretende ser ingeniero industrial y especializarse en energías renovables. A su lado, en el salón de plenos donde los alumnos más sobresalientes de Móstoles recibieron un reconocimiento del Ayuntamiento, conocimos a
cuyo 9,12 tiene un mérito extra, porque este joven es chino y hace sólo ocho años no sabía ni hablar español. Aprendió con clases de español en la Cruz Roja, sigue yendo a una academia los domingos, estudia tres horas al día y en los ratos libres lee novelas. Su porvenir: la ingeniería industrial.
En la entrega de diplomas a los 24 alumnos que obtuvieron más de un 9, el alcalde, Esteban Parro, dijo que “el talento de los jóvenes mostoleños garantiza el futuro de la ciudad”.